Cuando la decisión de tener hijos se vuelve un hecho, surgen muchas preguntas: ¿qué debo hacer? ¿cómo debo prepararme? ¿debo visitar al médico una vez esté embarazada?

En años anteriores, simplemente dejábamos de utilizar anticonceptivos y buscábamos quedar embarazadas. Luego, una vez obtuviéramos una prueba de embarazo positiva, acudíamos al ginecólogo para iniciar los controles prenatales.

Consideraciones médicas antes de concebir

Sin embargo, ahora el enfoque ha cambiado en beneficio de la madre y del futuro embarazo. Una vez que deseamos concebir, es importante acudir al ginecólogo para someternos a una evaluación completa de nuestra salud femenina y realizar tareas específicas que preparen nuestro cuerpo para el embarazo.

Durante esta evaluación, el ginecólogo examinará tu historial clínico, tus antecedentes personales que puedan representar algún riesgo y cualquier enfermedad que pueda descompensarse durante el embarazo. Es crucial tener bajo control enfermedades como hipotiroidismo, diabetes mellitus, hipertensión arterial crónica, enfermedades autoinmunes o endocrinológicas. Esto no solo facilitará un embarazo exitoso, sino también evitará complicaciones asociadas a dichas enfermedades durante la gestación.

Si has experimentado abortos espontáneos recurrentes (más de 2-3) o partos prematuros en embarazos anteriores, es especialmente importante que te valores con un ginecólogo. Existen intervenciones que pueden reducir el riesgo de repetición en futuras gestaciones. Además, el especialista evaluará si tu sistema reproductor presenta alguna alteración y tomará medidas al respecto. Conocerá la regularidad de tus ciclos menstruales, lo que permitirá predecir la fecha de ovulación para aumentar las posibilidades de concepción. Además, se encargará de descartar o tratar infecciones vaginales, realizará un tamizaje de cáncer de cérvix o cuello uterino, y realizará una ecografía para evaluar la condición de tu útero y ovarios, asegurándose de que estén en óptimas condiciones para un embarazo.

Importancia del ácido fólico en la etapa preconcepcional

Con base en todos estos datos, se determinará tu nivel de riesgo y recibirás asesoría sobre cómo mantener tu salud antes y durante el embarazo. Además de la evaluación clínica y paraclínica necesaria antes de concebir, es fundamental comenzar a tomar ácido fólico al menos 3 meses antes del embarazo. Se ha demostrado que esta vitamina disminuye los defectos o malformaciones asociados al cierre adecuado del tubo neural durante el desarrollo fetal.

Realizar todas estas acciones antes de concebir contribuirá a que tu embarazo, parto y postparto sean más saludables. Numerosos estudios han demostrado que estas medidas, junto con un control prenatal adecuado, reducen la morbimortalidad materna y fetal.