Muchas mujeres temen llegar a la menopausia. Si bien es una etapa que conlleva varios cambios, como la adolescencia, es fundamental conocerlos y saber qué herramientas podemos utilizar para abordarlos desde temprano. Además, es importante conocer las opciones que tenemos para enfrentarlos. Esto lo haremos en la consulta con nuestra ginecóloga; sin embargo, hoy quiero ofrecerte definiciones, tips y recomendaciones para reconocer la menopausia, saber qué hacer con los síntomas y vivir esta etapa plenamente, con aceptación y amor.

La menopausia se define como el cese permanente de la menstruación, ocurrido durante más de un año. Este proceso se produce por la pérdida de la actividad ovárica, y la edad promedio en la que sucede oscila entre los 45 y 55 años, siendo más común en mujeres que la experimentan alrededor de los 51 años. Si el cese menstrual ocurre entre los 40 y 45 años, se denomina menopausia precoz; en este caso, hay algunos factores genéticos o hereditarios que están implicados. La mayoría de las mujeres comienzan a experimentar cambios asociados a la menopausia en los años previos a su llegada, en un intervalo de tiempo conocido como perimenopausia, que puede comenzar hasta cinco años antes de que se presente la menopausia. El climaterio, por su parte, es el periodo completo de transición de la etapa reproductiva a la no reproductiva de la mujer, y abarca desde la perimenopausia (cinco años antes de la menopausia) hasta diez o quince años después, incluyendo todos los cambios que la menopausia conlleva.

Los cambios o síntomas que presenta la mujer durante esta etapa están marcados por la fluctuación de los niveles hormonales, secundarios a la pérdida progresiva de la función ovárica. Los niveles de estradiol y progesterona disminuyen, mientras que los niveles de la hormona folículo estimulante aumentan. Algunos de los síntomas que puede experimentar una mujer en este periodo son, médicamente, los llamados síntomas vasomotores, o comúnmente conocidos como sofocos. También puede haber cambios en el estado de ánimo, alteraciones en el patrón del sueño y síntomas asociados a la disminución o pérdida de lubricación vaginal, así como una reducción de la libido. Además, los cambios en el ciclo menstrual, que pueden manifestarse como prolongaciones o acortamientos, y variaciones en la cantidad de sangrado menstrual, también pueden aparecer en la perimenopausia.

En la etapa postmenopáusica, se pueden presentar otros síntomas, tales como aumento de peso, pérdida de hidratación en la piel, mayor frecuencia de trastornos endocrinos, incremento del riesgo de alteraciones óseas como osteopenia u osteoporosis, así como un aumento del riesgo cardiovascular e incluso déficit cognitivo. Por todo lo anterior, es importante, en primer lugar, saber que esto existe y que, inevitablemente, nos llegará. Es necesario prepararnos para ello, iniciando esta preparación con cambios hacia un estilo de vida saludable desde la etapa perimenopáusica. Esto incluye hacer modificaciones en la alimentación, participar en actividades que nos generen placer, desarrollar hobbies, realizar ejercicio y llevar a cabo actividades que estimulen nuestro intelecto.

Una vez que se instaure la menopausia, y según los síntomas, antecedentes y riesgos particulares, evaluaremos si es necesario el uso de terapia hormonal. A pesar de que esta ha sido, desafortunadamente, satanizada en algunas ocasiones, es una excelente opción para que las pacientes puedan mantener una salud integral en un estado óptimo. Es fundamental, sin embargo, realizar una valoración y exámenes previos antes de definir el uso de la terapia hormonal, la cual será indicada por tu ginecólogo tratante. La menopausia es una etapa más en la vida de la mujer, la cual, si se entiende y se atiende de forma amorosa e integral, puede disfrutarse plenamente.